En el bosque inanimado, habitantes extraños susurran como abejas
¡Deben ser piezas ocultas en el libro negro de la historia!
Un perro ojeroso es el mensajero: “el desalojo ha comenzado…”
Un helicóptero sobrevuela el cielo claro
Entre los arbustos, rostros despavoridos corren hacia la montaña agreste
Los disparos han despertado a los tantos hombres que aguardaban la noche[1]…
El Mayor agrupa a sus soldados. Marchan armados de pies a cabeza;
en círculo, son como serpientes enroscadas bajo la penumbra
Una tanqueta recorre el suelo árido; incómoda, da bocanadas hacia la carretera inerme
Los periodistas van filmando los hechos; se esparcen, como brazas, sobre los cuerpos desnudos…
Desorientados entre las ráfagas, los hermanos acorralan a un grupo de policías;
imperdonables, los van silenciando en la pampa…[2]
En la Estación 06, los mensajes de masacre han enfurecido los ánimos
Tantos meses de espera, y las chicharras se esconden entre las raíces…
Un vehículo de emergencias acude rápido al escenario
La turba encendida es incontrolable entre la furia
Destrozan locales y ventanas; queman puertos y vigilancias
¡Aquí no hay orden! Gritan
¿Dónde está la Democracia..?
Al caer la noche, los gallinazos agujerean el espacio gris y exento
Famélicos ciempiés van arrastrando los escombros polvorientos
(Cuando al amanecer, en la lejanía, se oye el anuncio del Presidente: “Señores, así actúan los extremistas, así actúan los radicales financiados por los extranjeros; los que se oponen al desarrollo, al progreso…”)
Luego, una voz casi apagada se deja oír desde el horizonte rojizo:
“Son pocos pero son, son muchos pero son;
pero más de cien los heridos…
¿Victoria? ¡Aquí no hay victoria!
Solo silencio entre lo oculto
¡Solo humanos entre los muertos..!