lunes, 20 de febrero de 2012

La selva espera inversiones, pero falta decisión política y mayor visión empresarial


El potencial turístico y de recursos naturales de la selva ya debería haber impulsado un crecimiento mucho más acelerado en esta región del país
Perú, Selva
DÉBORA DONGO SORIA
(El Comercio, 20 de Febrero de 2012)
La selva peruana siempre ha estimulado la imaginación de aventureros, constructores y emprendedores, como Fernando Belaunde Terry y Carlos Fermín Fitzcarrald, para aprovechar sus recursos en beneficio del país. Ha habido muchísimos proyectos de inversión con buenos y malos resultados; pero más han sido los planes que se han quedado en el papel o en la mente de algunas personas.¿Por qué?
Las autoridades se llenan la boca con el potencial económico de la selva. No les faltan motivos. Veamos algunos ejemplos de los principales productos y servicios que ofrece el oriente peruano.
Solo el año pasado, las empresas madereras en Ucayali exportaron US$55,4 millones. Sin embargo, todavía falta poner en valor más de 10 millones de hectáreas en toda la selva, sin contar las tierras que se pueden reforestar. Se estima que esta cantidad generaría US$3.000 millones anuales.
Las exportaciones de café y cacao en el Perú superaron a finales del año pasado los US$1.620 millones, pero solo en el departamento de Amazonas se calcula que hay por lo menos 100.000 hectáreas que todavía no se han utilizado para sembrar estas plantas. La alta calidad del café permite que supere los US$200 por quintal. En esta región hay, además, 100.000 hectáreas para aguaymanto. En Japón pagan US$15 por 250 gramos de este fruto. En Lima y Chiclayo el kilo cuesta S/.3.
Desde hace dos años, San Martín produce 231.000 toneladas de palma aceitera, pero se calcula que tiene más de 70.000 hectáreas sin explotar y unas 50.000 para piñón blanco, que sirve para fabricar biodiésel. Unas 10.000 hectáreas producen 40.000 toneladas de aceite. El entusiasmo por los biocombustibles se extiende a varias ciudades y ya son más de 50 los proyectos para este tipo de plantaciones. Con ellos quizá reduzcamos nuestra importación de biodiésel desde Argentina, que es de casi US$250 millones a US$1.750 por tonelada.
*En Loreto 24 empresas realizan estudios medioambientales para exploración depetróleo*, sin contar a Pluspetrol, Perenco y Talisman, las cuales ya se encuentran en la zona. En Ucayali, ya hay 17 compañías de hidrocarburos, 13 en exploración y 4 en explotación.
Para suerte nuestra, la selva tiene una extensa frontera con Brasil, la sexta potencia económica del mundo que necesita una salida al Pacífico para llegar a más mercados.
Justamente la carretera IIRSA Norte, que se extiende desde Paita hasta Yurimaguas, incrementará la relación comercial peruana con Brasil y Europa, y permitirá que el país vecino acceda más rápido al Asia. En el nivel interno, reduce los tiempos de viaje y los costos de operación vehicular. En febrero de este año, el tránsito de vehículos livianos llegó a 186.303 y de pesados a 143.347. El beneficio económico de la carretera se calcula en US$1.077,47 millones.
Por si todo esto fuera poco, los atractivos turísticos de la selva son innumerables. Peruanos y extranjeros pueden visitar la fortaleza de Kuélap, el río Amazonas, las reservas dePacaya- Samiria, Manu, Tambopata y cientos de lagos y cataratas.
Hace un año y medio Pucallpa inauguró un hotel cinco estrellas de 64 habitaciones, el Ucayali River, con una inversión de S/.17 millones. Ya registra una ocupación promedio del 70% y factura medio millón de soles mensuales.
En Tarapoto, el dueño de Puerto Palmeras, Carlos González, está próximo a duplicar a 120 el número de habitaciones de su hotel. En Iquitos empezará a funcionar en marzo el hotel Samiria de cinco estrellas y 50 habitaciones. La inversión fue de US$4 millones.
Los vuelos diarios de Lima a Tarapoto son 5 o 6, a Pucallpa 4 y a Iquitos 10. Son pocos, comparados con los 27 vuelos diarios al Cusco, pero son notoriamente más que antes, cuando la selva recibía apenas tres vuelos semanales desde la capital. Esto ha ayudado a que el turismo receptivo aumente, aunque las cifras siguen siendo bajísimas.
Al recorrerse las principales ciudades, se nota que han crecido con respecto a los últimos años. Han llegado más comercios, como Topy Top, Carsa, Efe y La Curacao. En Tarapoto o Pucallpa se ven más pistas asfaltadas, casas más grandes y ya casi no quedan terrenos amplios en el centro, por lo que el crecimiento se da sobre las carreteras.
El presidente de la Cámara de Comercio de Ucayali, Nelson Torres, asegura que Ripley ya compró un terreno de 15.000 metros cuadrados en el km 4 de la carretera y que podría instalarse en Pucallpa en los próximos dos años. Dice que Minka también adquirió un terreno de 11.000 metros cuadrados, al igual que Plaza Vea. Sodimac estaría en la búsqueda.
El gerente de operaciones de Supermercados La Inmaculada en Tarapoto, Juan Muro, admite que Supermercados Peruanos visita continuamente la ciudad y La Inmaculada.
Además, en esa ciudad se está empezando a construir un cine con cinco salas y un patio de comidas, y se acaba de inaugurar la discoteca Acqua con una inversión que se calcula en US$4 millones.
En la calle, muchos pobladores dicen que ha habido mejoras en sus ciudades y algunos tienen expectativas de mayor crecimiento. Hay extranjeros y peruanos de la sierra y costa norte que se han asentado en la selva, porque aseguran que ahí “está la plata”.
¿QUÉ PASA, ENTONCES?
Hemos mejorado, pero falta. Pese al potencial turístico y productivo, y a la expectativa por la llegada de grandes empresas, la incidencia de la pobreza en la selva alcanza al 37,3% y la desnutrición crónica, al 21,7% en niños menores de cinco años.

Regresamos, entonces, a la pregunta inicial: ¿Por qué la selva no despega en términos económicos?
Los empresarios responsabilizan a los presidentes regionales. El titular de la Cámara de Comercio de Loreto y gerente general de Hipermercados Pirámide, Víctor Valdivia, reniega de Yván Vásquez. “En el 2010 Loreto exportó US$4,5 millones en madera, pero antes alcanzaba los US$38 millones. Antes había 17 naves crucero, ahora solo hay siete. El gobierno regional no está capacitado para invertir, solo piensa en su bolsillo”.
Los presidentes regionales de la selva le echan la culpa a la falta de recursos. El dinero puede ser una limitante, pero primero deberían cuantificar sus objetivos, definir plazos, ver más allá de las obras, lograr consensos y desarrollar estrategias que trasciendan sus períodos de gestión.
De todas formas, hay buenas iniciativas. Los presidentes regionales de Loreto, Ucayali, San Martín y Amazonas invertirán en salud y educación, quieren cuidar la biodiversidad y generar valor agregado. José Arista, presidente regional de Amazonas, es uno de los que más apuesta por estos puntos.
César Villanueva, en San Martín, trabaja en la instalación de un centro de innovación tecnológica en Juanjuí para mejorar la calidad del cacao (40.000 hectáreas en producción) y del café (35.000 hectáreas).
En Loreto, Yván Vásquez busca sacar adelante el muy criticado ferrocarril de Yurimaguas a Iquitos de más de US$800 millones, la central hidroeléctrica de Mazán y un sistema de alcantarillado.
En Ucayali, Jorge Velásquez trabaja en ordenar la ciudad, repotenciar lugares turísticos con unos S/.60 millones e impulsar la construcción de un ferrocarril que una Pucallpa con Manaos, en Brasil.
Pero falta que el Consejo Interregional Amazónico (CIAM), al cual pertenecen todos los citados junto a Madre de Dios, cobre mayor protagonismo para que las autoridades identifiquen por dónde debe ir el desarrollo de la selva y puedan alcanzar metas concretas. Sin embargo, todos admiten que sus realidades son diferentes y que el año pasado se reunieron muy pocas veces con el presidente de la institución, Yván Vásquez.
Otros factores que han impedido un mayor desarrollo en la selva son el terrorismo, la mejor paga por los cultivos de coca, las plagas y fuertes lluvias, la falta de servicios básicos de calidad, la rentabilidad que aún ofrece la costa, la baja calidad universitaria y la ausencia de personal técnico especializado.
Este último punto impide que podamos mejorar la calidad y ampliar nuestra capacidad productiva. En Alto Amazonas, el ingeniero Luis Enrique Herrera revela que hay demanda interna y externa por hasta 15 toneladas mensuales de miel de abeja y tres toneladas de sacha inchi, pero que con las justas podemos producir una o dos.
La desconexión vial con el resto del Perú durante años tampoco ayuda. El Perú importa unos US$250 millones anuales en madera y solo exporta US$150 millones porque el transporte de Iquitos al Callao cuesta el doble que el del Callao a China. Además, ¿cómo puede ser Loreto una región competitiva si no está conectada con la red energética nacional, si no tiene fibra óptica y si solo cuenta con 91 kilómetros de carretera de Iquitos al pequeño pueblo de Nauta?
Las infraestructuras portuarias de Iquitos y Pucallpa piden mejoras a gritos y el puerto internacional de Yurimaguas, que se licitó el año pasado, aún no se ejecuta.
Asimismo, los altos costos para traer productos desde la costa limitan la oferta. Las compañías aéreas pueden llegar a cobrar S/.7,50 por kilo. Vía terrestre o fluvial puede valer S/.0,50, pero demoran entre 15 y 30 días en llegar.
¿DÓNDE ESTÁ EL ESTADO?
Las autoridades y representantes de las cámaras de comercio se quejan de lo que llaman desprecio del Estado, aunque aseguran no sentir resentimiento. Lo acusan de usar la selva como despensa, de ser burocrático, de no motivar la inversión ni brindar una formación empresarial a los campesinos y de dañar la competitividad con el asistencialismo.

José Arista, quien fue viceministro de Hacienda durante el segundo mandato del presidente Alan García, tiene una hipótesis. “Las autoridades centrales se mueven por los temas mediáticos. Como en la selva no generamos nada de eso, hay cierto desinterés y olvido”.
Para cambiar esta situación, exige que los ministros visiten las regiones, pero no solo durante dos o tres horas, como hacen actualmente, y que las normas se adecúen más a la realidad de la selva para así impulsar la eficiencia.
El empresario Carlos González pide equidad en las tarifas de los pasajes aéreos a la selva, los cuales suelen ser más caros que ir a Argentina, Chile o al Caribe, y colocar la región en el mapa turístico del país. “Hubo una fiesta cuando nombraron a Machu Picchu nueva maravilla del mundo. ¿Y por el río Amazonas como maravilla natural? Nada. El propio Perú boicotea todo lo que sea para este lado”.
OTRA CULTURA
Uno de los obstáculos más difíciles de enfrentar es la cultura del oriente peruano: muchos agricultores se conforman con desarrollar una economía familiar y gastan su dinero en diversión, en lugar de reinvertirlo en sus parcelas. Las cámaras y los gobiernos quieren cambiar esa mentalidad a través de charlas y talleres.

Los empresarios del Alto Amazonas sugieren que el Estado demuestre a los agricultores la rentabilidad del sector y que fomente alianzas estratégicas con los campesinos que poseen la mayoría de las tierras que todavía no se han explotado.
También falta inculcar una visión de negocios. No puede ser que China obtenga más dinero que el Perú, que le vende madera, por convertir tablones en muebles, o que la cadena de hoteles El Dorado en Iquitos haya preferido pedirle a uno de sus huéspedes que tome un taxi del aeropuerto al hotel porque su personal se olvidó de enviarle una movilidad, incluida en el precio de la habitación. ¿Qué se debe hacer para dejar que la selva siga siendo un almacén de materias primas? La apuesta es por la capacitación, la agroindustria con valor agregado y los servicios básicos y vías para atraer más turismo y comercio. Loreto, que es un caso aparte, debe repotenciar el turismo, el petróleo y el sector forestal, según el vicepresidente de Perú Cámaras, Felizardo Campos. Pero eso, según diversos especialistas, tomará por lo menos 20 años. Dependerá de todos dejar de estar tan verdes y acelerar el crecimiento de la selva de una vez por todas.


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