domingo, 18 de enero de 2015

Pueblos Indígenas y globalización: los 5 nuevos problemas que exigen una atención urgente


En 1980 un grupo de líderes indígenas, entre los que se encontraban Miqueas Mishari (asháninka), Evaristo Nugkuag (awajún),  y organizaciones de los pueblos awajún, asháninka y amuesha, fundaron la Asociación Interétnica de Desarrollo de la Selva Peruana-AIDESEP. El propósito de esta organización, de carácter nacional, fue representar a los pueblos amazónicos ante el Estado y la sociedad en materia de defensa de sus derechos. Los derechos que perseguían defender se concentraban básicamente en los siguientes:
11) La seguridad territorial: titular los territorios de las comunidades indígenas ante la amenaza de invasiones y desalojos de gente foránea.
22) El derecho a una educación bilingüe: una educación que ponga ante todo la particularidad lingüística de los pueblos, sin negar la importancia de aprender e interactuar con la cultura hispana o castellana.
33) El derecho a la participación política como alcaldes, regidores, voceros o “representantes” dentro del aparato del Estado, y ser así el nexo entre la realidad indígena y el gobierno de turno, para proporcionar servicios que mejoren la vida de los indígenas.
44) Así mismo, su derecho a llevar a cabo proyectos de desarrollo sostenibles que elevasen su calidad de vida, de acuerdo a sus culturas y tradiciones.

Han pasado 35 años desde aquella gesta encabezada por los líderes y organizaciones mencionadas. Actualmente, gran parte de esos derechos exigidos son una realidad, sobre todo los relacionados a la seguridad territorial, a la educación bilingüe intercultural y la participación política. Los alcances de dichos derechos  no son perfectos, pero son alcances al fin y al cabo: la mayoría de las comunidades indígenas cuentan con títulos de propiedad (por no decir la mayoría), muchos niños y niñas reciben una formación bilingüe intercultural, y actualmente contamos con alcaldes, regidores y representantes indígenas dentro de la estructura del Estado, incluso algún congresista.

El logro máximo de este proceso enfocado en derechos es la aprobación de la Ley de Consulta Previa.  Por primera vez, el aparato del Estado, la instancia política que gobierna a más de 30 millones de ciudadanos asume que consultará a los Pueblos Indígenas respecto a medidas que puedan afectarlos, es decir, hará valer su derecho a poder emitir una opinión: una minoría étnica que no supera los 334 mil habitantes, según los últimos registros. Dicha minoría será escuchada por primera vez y las decisiones que tomen serán analizadas. Algo que no sucedía desde inicios de la República. Al nivel conceptual, la aprobación de la Ley de Consulta Previa es algo revolucionario en una sociedad que ha vivido a espaldas de su verdad étnica, creyéndose homogénea y monolingüe; esto conlleva necesariamente a un cambio de mentalidad o al hecho de comenzar a tener una perspectiva distinta que, como tal, tomará su propio tiempo para madurar, no estando libre de conflictos.

¿Pero cuáles son las grandes preguntas de nuestro tiempo productos de la globalización y las transformaciones internas que eso conlleva?

Los logros alcanzados por los primeros líderes junto a la Asociación Interétnica de Desarrollo de la Selva Peruana-AIDESEP y las organizaciones de base, así como por otras organizaciones indígenas como la Confederación de Nacionalidades Amazónicas del Perú-CONAP, si bien contribuyen a tomar decisiones importantes en la relación con el Estado y procuran ser los canales de representación de los indígenas, no son suficientes a la hora de confrontarnos con la realidad actual. Hoy en día existen nuevas dificultades que aquejan a las comunidades y el enfoque que se les da no ayuda a llegar a una solución razonable. ¿Cuáles son esos problemas?

Desde nuestro punto de vista, las dificultades de nuestro tiempo pasan por cinco ejes. Cinco ejes que deben ser debidamente discutidos y son los siguientes: 1) La importancia de una educación basada en la tecnología y enfocada en los negocios, 2) La salud ante las nuevas enfermedades, 3) El problema de la infraestructura para hacer más fácil y equitativo el comercio local; 4) La necesidad de abrir fuentes de empleo para dar trabajo a la nueva generación y la 5) trascendencia de la reforma institucional.

Uno de los apuros por la que atraviesan las comunidades es la falta de cuadros humanos formados en el mundo de las empresas. Esta ausencia es preocupante porque no se cuenta con interlocutores válidos para hablar con el sector privado en igualdad de condiciones. Además, la importancia de tener personas educadas en estos campos será crucial para crear y administrar debidamente los emprendimientos locales. Si bien los indígenas gozan de representantes, la necesidad de ese diálogo equitativo con el sector privado no les compete a ellos. El diálogo empresa-comunidad solicita que los Pueblos Originarios cuenten con profesionales capacitados en el mundo de las empresas, y no existen. Es por eso que urge atender esta realidad, con el fin de equiparar las oportunidades.

Los males tales como  la depresión, el suicidio, los paros cardíacos y los derrames cerebrales azotan a los pueblos. Males que aparentemente no conocíamos. Hace unos meses salió un estudio hecho por UNICEF sobre sus causas entre las mujeres awajún del río Cenepa, en Condorcanqui,  jóvenes guaraníes de Brasil  y miembros de la tribu Emberá de Colombia. Las conclusiones de tal estudio revelaban que la causa  se debía a la discriminación y a la alteración vertiginosa de su entorno. Así mismo a la “(…) desproporcionada presencia de los niños indígenas a las peores formas de trabajo infantil, el desplazamiento forzado y la migración, el fracaso escolar, la violencia y otros desarreglos…”. A esta realidad moderna, se le suma el problema del VIH-SIDA. La falta de información sobre el mal, así como la escasa presencia de instrumentos tecnológicos para controlarlo han hecho que cientos de jóvenes se hallen imposibilitados de soñar con libertad. Los medios de comunicación han revelado cómo esta enfermedad está afectando severamente a los awajún y a otros sectores sociales de nuestra selva.

En lo relacionado a la infraestructura, las comunidades siembran cacao, camu camu, sacha inchi, café, yuca, plátano. Pero el precio que les pagan es mínimo mientras que los esfuerzos que hacen para producirlos son gigantescos.  El desarrollo de las vías terrestres y fluviales  facilitará el comercio y las comunicaciones basadas en la telefonía y la internet permitirán interconectar a las familias. Una apuesta  por la producción comercial, pequeña o mediana,  no podrá llevarse a cabo con normalidad si no se considera el desenvolvimiento de estos aspectos. Por eso, si bien hay espacios geográficos que deben ser intangibles para el beneficio exclusivo de los pueblos, debemos apostar por abrir caminos y trochas para que el diálogo Indígenas-Occidente sea oportuno. Nuestros productos no pueden ser competitivos cuando son explotados de la forma más primaria.

La falta de empleo es el motor principal para la migración de miles de jóvenes. Al encontrarse en condiciones no formadas para la labor que puedan desempeñar en la ciudad, el sueldo que reciben es de lo más bajo. No se respetan sus derechos laborales y en ocasiones son sometidos a una vida de semi esclavitud. Es común tener datos de jóvenes indígenas que se dedican a la prostitución, al tráfico ilícito de drogas e incluso al sicariato y otros males. Esto debe ser de atención profunda de los líderes, debido a que se compromete el futuro: son los jóvenes los que deben continuar el “hecho de ser indígenas” y tal como vamos parece que el destino que nos espera no es prometedor. Teniendo en cuenta estas verdades, ¿no es deseable que ellos, los jóvenes, puedan encontrar una oportunidad laboral allí donde nacieron? ¿No es acaso algo que les corresponde también, por derecho? Siendo así las cosas, la pregunta que debemos hacernos todos aquí, es: ¿Será factible crear alguna estrategia para generar empleo in situ, es decir, en el lugar donde nacieron y vivieron desde siempre?

Respecto a la necesidad de la reforma institucional, es claro que el sistema actual de representación nacional no es viable. A la luz de las nuevas circunstancias, primero, hay que renovar los estatutos de AIDESEP y de CONAP, para que por medio del voto directo, sean todos los comuneros y la población,  y no solo los presidentes de las organizaciones locales y regionales, los que elijan a las autoridades. El esquema actual conlleva a la nula representatividad. Para lograr un puesto, con los estatutos actuales, los dirigentes están presos de los intereses personales, a la compra de votos, a la estafa y a la corrupción. Lo peor de todo es que los asesores, que no son indígenas,  controlan a los dirigentes; solo obedecen a lo que ellos dicen: amos y señores de las organizaciones nacionales. Todos sabemos el resultado del esquema en el que vivimos: instituciones cada vez más decadentes, líderes sin liderazgo, y, en consecuencia, desesperanza entre sus habitantes.

Segundo, una vez que se cambien los estatutos, debemos promover nuevos cuadros dirigenciales, dando espacio a jóvenes que tengan una experiencia dual del mundo. La sociedad actual obliga a las personas y a los ciudadanos abrirse al globo, a mirar más allá de nuestros bosques. No es suficiente con ser indígena, nativo u originario; la originalidad exige la “dialogabilidad”: el intercambio de perspectivas y el enriquecimiento intelectual.

Hoy en día contamos con líderes que no superan los 35 años y que pueden encabezar procesos de representación. Una muestra de ello son los cerca de 14 líderes emergentes que la Central Asháninka del Río Ene-CARE, una federación asháninka del Dto. de Junín, acaba de formar en alianza con la Pontificia Universidad Católica del Perú-PUCP y donde tuvimos el privilegio de dirigir unas palabras en su clausura. Sus perspectivas de la vida y de la realidad, podemos afirmarlo, habían cambiado. Esos cambios, sobre la base de la identidad local, se hallaban mejor preparados para navegar por el mundo. Es hacia este tipo de liderazgos por los que hay que comenzar a confiar.

Conclusiones:
11)   Los logros de los primeros líderes indígenas son importantes, porque trazaron una línea de acción. Pero dada las nuevas circunstancias, es trascendental dar enfoques sobre la base de los problemas recientes que nos agobian.
22) Los nuevos enfoques pasan por los puntos arriba mencionados, y eso solo es posible concretarlos con nuevos cuadros dirigenciales, analizando la realidad que nos ha tocado hoy: una realidad que en muchos casos es deprimente, pero que en el fondo exige una respuesta de todos nosotros, con planes específicos de trabajo.
33) Los nuevos cuadros dirigenciales no podrán liderar estos procesos si las organizaciones regionales y nacionales no modifican sus reglas internas de gobierno. Algo que no hay que esperar que lo hagan los actuales representantes, que carecen de autoridad, sino los líderes emergentes, junto a la población y los que aspiran a los cambios. Una vez que se dé eso, se debe dar apertura a un nuevo tipo de representación, luego de un verdadero sinceramiento.


13 Reglas para un diálogo productivo con los pueblos indígenas

 Entienda que son personas. Por lo tanto, tienen las mismas necesidades que Ud.   Entienda que el español es su segunda lengua. Por ende...