Un medio televisivo reveló a
noche el azote de la epidemia del VIH Sida a las comunidades indígenas awajún
de la Provincia de Condorcanqui. El hecho es altamente preocupante porque tal
como lo señalan los pocos médicos que trabajan en la zona, estaríamos
asistiendo a una extinción paulatina de jóvenes y pobladores entre los 14 y 25
años.
Las causas son muchas, y las
medidas para contrarrestar los alarmantes datos deben pasar por una agresiva campaña de
información así como con la dotación de retrovirales y medicamentos a los
pacientes infectados. Sin embargo, el asunto es un llamado de atención en
altavoz a los líderes y representantes indígenas y acaso a la necesidad de
replantear el esquema tradicional de sus relaciones.
Los últimos 50 años los Pueblos Indígenas han emprendido un
proceso de emancipación basado en la exigencia por la seguridad territorial, el
respeto a la identidad y a su educación bilingüe intercultural; su derecho a la
participación política y a la trascendencia de la consulta previa en relación a
medidas que deslegitimen sus facultades. Gran parte de tales requerimientos son
una realidad actualmente. No obstante,
los logros de dicho proceso difícilmente son una respuesta razonable ante las
grandes preguntas de nuestro tiempo.
Los problemas actuales pasan por
4 grandes ejes centrales; y estos son los siguientes: 1) La importancia de una
educación basada en la tecnología y enfocada en los negocios, 2) La salud ante
las nuevas enfermedades, 3) El problema de la infraestructura para hacer más
fácil y equitativo el comercio local, y 4) La necesidad de abrir fuentes de
empleo para dar trabajo a la nueva generación.
Una de las quejas recurrentes de
las empresas que operan en lugares cercanas a las comunidades es que no saben
exactamente con quién dialogar. Si bien los indígenas tienen presidentes de sus
instituciones representativas, la necesidad de ese diálogo exigida por el sector
privado no está dirigida hacia ellos. El diálogo empresa-comunidad solicita que
la comunidad cuente con profesionales capacitados en el mundo de las empresas.
No tenemos registro de cuántos
indígenas estudian carreras afines, sin embargo, es previsible que esto pueda
ser mucho menor de lo que podría esperarse. Esta información es altamente
preocupante, ya que pone en juego el futuro no tanto de los proyectos sino el
desarrollo sostenible y sustentable
de las comunidades indígenas.
No solo el VIH es un grave
problema que involucra a estas poblaciones. La desnutrición crónica, el incremento
de infecciones estomacales y también las enfermedades que matan en silencio como
la enfermedad de la depresión y su consecuente suicidio.
Hace unos meses salió un estudio
hecho por UNICEF sobre las causas de ese acto entre las jóvenes indígenas
awajún del río Cenepa, en Condorcanqui; jóvenes guaraníes de Brasil y miembros de la tribu Emberá de Colombia.
Las conclusiones de tal estudio revelaban que la causa se debía a la discriminación y a la alteración
vertiginosa de su entorno. Así mismo a la “(…) desproporcionada presencia de
los niños indígenas a las peores formas de trabajo infantil, el desplazamiento
forzado y la migración, el fracaso escolar, la violencia y otros desarreglos…”.
Las preguntas de nuestro tiempo en materia de salud deben considerar también los
orígenes de los fallecimientos por los paros cardíacos, la diabetes y los
derrames cerebrales, males que aparentemente no existían al interior de los
Pueblos Indígenas.
Las comunidades siembran cacao,
camu camu, sacha inchi, café, yuca, plátano. Pero el precio que les pagan es
mínimo mientras que los esfuerzos que ellos hacen para producirlos son
gigantescos. Las carreteras están en mal
estado o simplemente no existen. Los pasajes son bastante elevados. Los medios
de comunicación como la telefonía o la internet no llegan en gran parte de las
localidades.
El desarrollo de las vías
terrestres y fluviales facilitará el
comercio y las comunicaciones basadas en la telefonía y la internet permitirán
interconectar a las familias entre sí así como con el resto de la población. Una
apuesta por la producción comercial,
pequeña o mediana, no podrá ser justa
sino considera estos aspectos. ¡He ahí su trascendencia!
El éxodo de miembros indígenas a
zonas urbanas nos debe conducir a cuestionarnos sobre las fuentes de tal
fenómeno. Un análisis somero pero crucial nos dirá que es por la búsqueda de
oportunidades económicas. ¿Pero qué tipo de oportunidades económicas?
Básicamente la oportunidad del empleo,
el trabajo.
La falta de empleo es el motor
principal para la emigración de cientos y miles de jóvenes. Al encontrarse en
condiciones precarias para la labor que puedan encontrar, el sueldo y el
trabajo que reciben son de los más bajos. No se respetan en muchos casos sus
derechos laborales y en oportunidades son sometidos a una vida de semi
esclavitud. Lo que les está sucediendo a
los miembros amazónicos les aconteció a
otras comunidades ancestrales de la sierra
o de la costa. Teniendo en cuenta dichas experiencias, ¿no sería ideal
que ellos puedan encontrar una oportunidad laboral allí donde nacieron? ¿Será
factible crear alguna estrategia para generar empleo in situ?
¿Cómo? ¿Cuándo…? ¿Quiénes podrían hacerlo...?
El VIH Sida asfixiará y matará a
buen número de integrantes de la población indígena awajún de Condorcanqui.
Pero sus líderes regionales y nacionales están llamados a reformar el esquema
actual de relaciones entre ellos mismos y el resto de la sociedad. ¿Estarán en
condiciones de hacerlo? Lo cierto es que existe la sensación de que muchas
veces el enemigo que ellos denuncian no es tanto un enemigo venido desde
tierras lejanas, sino monstruos internos que si no son atendidos con urgencia terminarán por
absorberlos en la coyuntura actual.