jueves, 28 de julio de 2011

Educación Intercultural Bilingüe-Informe Defensorial N° 152

Discurso-Testimonio


Quiero empezar mi intervención evocando una frase del gran filósofo alemán Hegel: “El reconocimiento, dice, no es una cortesía, sino, una necesidad vital para la realización de las personas…”.

Soy Shuar Velásquez, tengo 26 años y estoy culminando la carrera de filosofía aquí en Lima. Nací en Palometa, una Comunidad Nativa del Distrito de Río Santiago, Provincia de Condorcanqui, Amazonas. Soy del Pueblo Nativo Wampís-Awajún.

Mi primer grado de escuela primaria lo hice en mi comunidad y cuando mis padres me llevaron a un centro poblado de colonos me hicieron repetir de año debido a que mis nuevos profesores habían considerado que lo había hecho en la comunidad era nada o que “estaba en cero”.

6 años estudié en una escuela primaria donde la mayoría de los profesores eran hispanos, a pesar de que más del 50% del alumnado eran indígenas.

Recuerdo que mis primeros años eran difíciles. Tenía problemas con el lenguaje y eventualmente era discriminado porque no hablaba bien el español. Algunos profesores eran nativos y percibía en ellos un aire de inferioridad “con lo suyo” (pues varios no querían hablar la lengua originaria por más que algunos de nosotros, como yo, les insistíamos en nuestra lengua…).

Conforme iban avanzando los años fui comprendiendo las razones de ese nuevo entorno al cual me estaba insertando: Santa María de Nieva, la Capital de la Provincia de Condorcanqui, no solo era un escenario de tres actores en concreto (los wampís,  los awajún y los colonos), sino que también era la dimensión donde los rostros y las miradas, confundidas con los lenguajes y actitudes, esgrimían una verdad tan distante y tan cercana a todos nosotros y que es la Amazonía.

La formación secundaria lo realicé en un internado. Un colegio de misioneros donde, a diferencia de la primaria, la mayoría de mis profesores eran indígenas. Aquí estudiábamos los mitos y leyendas de nuestros pueblos. Trabajábamos la chacra para sembrar y cosechar según nuestros ancestros. Habían épocas donde un anciano, de alguna comunidad cercana, venía a enseñarnos cómo hacer una buena canoa, una buena cerbatana, un buen tawás (corona de plumas), etc..

Luego de estar 6 años en un lugar donde, además de hablar solamente el español se hacían también los desfiles por Fiestas Patrias y leer y escuchar el origen del Tahuantinsuyo, para mí la experiencia de la educación secundaria fue hasta cierto punto algo nuevo y diferente.

La experiencia de la secundaria me permitió revivir aquellos primeros momentos de mi estancia en la comunidad, donde junto al fuego, al atardecer, mi abuelo y mi abuela me contaban historias sobre nuestros orígenes y la vida. Historias que hoy, conjugadas con las relaciones de nuestra diversidad social, al menos en mi caso, pretenden abrir el debate y la acción para un auténtico reconocimiento en nuestro país.

Pienso, al igual que el gran filósofo Hegel, que sin el reconocimiento, las personas no solo podemos dejar de vivir como tales, sino que, además, dejamos de ser socialmente, no podemos ser ciudadanos. De modo que para mí, el reconocimiento, basada en mis experiencias y reflexiones, tiene dos componentes fundamentales. Un componente es lo humano-relacional y otro componente es lo legal-estructural.

Permítanme ahondar un poco.

El primer componente es aquello que nos habla de los “primeros momentos de nuestra existencia”. Cuando éramos niños, todos sentimos, de alguna forma, el cariño y los besos de mamá; sus abrazos, su cercanía, su seguridad (junto a los pasos, claramente, de papá). Estos momentos son cruciales para que el niño, mañana adulto, pueda no solo tener una buena autoestima, sino que, además, pueda ser un hombre de bien, una entidad al servicio de los demás. Sin estos primeros momentos de la existencia, dicen los sicoanalistas, es poco probable que el ser humano pueda tener una práctica de vida apropiada o feliz.

El segundo componente tiene que ver  con aquello que hace una buena convivencia multicultural. Sucede que en muchos Estado-Nación (contemporáneos) donde coexisten muchas culturas milenarias o las llamadas “minorías culturales”, las instituciones y sistemas legales no responden a las particularidades de esos pueblos. Los métodos de la implementación de la justicia, las formas de enseñanza; el sistema de repartición de las tierras y las riquezas, etc, están basadas en el discurso de la homogeneidad.

El discurso de la homogeneidad, como la tesis de que el Perú es una nación mestiza, siempre ha buscado justificar, en el fondo, las enormes brechas existentes entre la sociedad mayoritaria y las culturas indígenas. Resulta que a la larga, el statu quo jurídico de esos países  (Estados-Naciones como el nuestro) siempre han simbolizado una amenaza y exclusión para las minorías por lo que es necesario hacer reformas estructurales. Es lo que se discute también en filosofía política y que en sí persiguen resolver los conflictos de la interculturalidad (que son las relaciones internas de las culturas entre sí).

Hacer reformas,  supone, por su puesto, primero una toma de consciencia de la problemática para luego encaminar sus posibles soluciones y, segundo, supone un “ponerse en el zapato del otro” para por medio de ahí comenzar a entablar un nuevo tipo de relaciones inter-institucionales y sociales.

Veo que en una sociedad como la nuestra, esto todavía está en proceso pero que tarde o temprano tendremos que llegar a concretar. Quizás esto sea una tarea más directa para las nuevas generaciones.

Finalmente, no veo que en nuestro país se vayan dando las condiciones para que los dos componentes para un auténtico reconocimiento sean reales (componentes que acabo de explicar y cuyas ausencias nos deben ser  rutas a construir-algo en cual todos estamos, necesariamente, invitados).

MUCHAS GRACIAS.

miércoles, 27 de julio de 2011

El problema del Perú



Nuestro tiempo exige un nuevo modelo teórico que busque remplazar el esquema tradicional del Perú como Estado-Nación y  el gobierno de una minoría blanca y capitalina.

Para nosotros, son tres los elementos básicos a tener en cuenta en la búsqueda de ese modelo en el que el poblador del distrito más alejado del país como el vecino de San Isidro se sientan partícipes de un proyecto común: 1) la necesidad de no importación ideológica, 2) la importancia de la Pluralidad Social como concepto teórico y práctico a la hora de legislar en materia de ciudadanía y, 3) la necesidad de “resguardar la verdad” como horizonte de diálogo y apuesta política.

Por muchos años, José Carlos Mariátegui, Víctor Raúl Haya de la Torre y Víctor Andrés Belaunde ensayaron visiones sobre el Perú desde distintos continentes. Perspectivas que en la práctica no eran acordes a nuestra realidad debido a que eran interpretaciones desde Europa o desde América del Norte. Además, sus visiones buscaban desentrañar solo una parte de la realidad (en su mayoría desde la costa), absolutizándola, y no pretendían tener una aproximación conjunta, integrándola. El Partido Comunista Peruano o el “Anti-imperialismo” o la “Síntesis viviente” son pruebas de esto. Todas son propuestas de peruanos pero con un espíritu extranjero.

Pensamos que las lecturas que se hagan a partir de ahora deben ser lecturas que se construyan a base de nuestra herencia histórica y cultural. Se ha dicho que los peruanos, en su mayoría, se sienten orgullosos del pasado inca más no del inca contemporáneo, hoy, pobre y arrinconado en la puna o en las calles de la ciudad. ¿Es que es tan diferente Manco Cápac del niño que vende caramelos en el barrio más concurrido y de rastros netamente andinos?

Las paradojas de una ciudad como esta no son nada exclusivas, son bastante comunes en otras capitales como México D.F o Caracas. Capitales cuyas naciones comparten historias similares pero que son necesarios re-plantearlas. Es decir, re-plantear el esquema de relaciones y la forma de concebir el pasado y el presente, pues nadie puede  afrontar algún problema determinado si antes no es consciente de que está equivocado o carece de salud personal. Nuestras sociedades latinoamericanas requieren una distinta forma de entablar vínculos y esto pasa por asumir “el error histórico” de creernos los europeos de América para pasar a ser los sudamericanos o los  latinos del siglo XXI; seres cuyas raíces son dispares y heterogéneas pero que en esencia “son de aquí…”.

Esto supone releer las cartografías donde residen los incidentes que marcaron las identidades de nuestras naciones y comenzar a “tener otra mirada” ante el mundo que se nos va entrecruzando. Por su puesto, esto puede calificarse con un nuevo nacionalismo. Lo es en parte en el sentido de que “se busca encontrar la verdad de nuestros orígenes” para saber apreciar lo bueno y lo malo de nosotros mismos. Pero es falso también porque esta búsqueda no es un chauvinismo, una reivindicación étnica o social que luego buscaría terminar en un sistema político (como quizás pasa en Venezuela, Ecuador o Bolivia).

De la posibilidad de un auténtico reconocimiento y de la interpretación que se haga a base de ahí estriba el éxito o el fracaso de lo que  podamos proyectar como pueblos hacía el futuro.

Nuestro tiempo exige también a tener presente a la Pluralidad Social como un elemento indispensable no solo a la hora de legislar en materia de ciudadanía, sino también a la hora de recomponer esa “nueva ciudadanía”. Existe en nuestro país una reivindicación étnica de quechuas,  aymaras y  amazónicos lo que a la larga será un problema y quizás una oportunidad para la reestructuración de nuestra Realidad Nacional. Ante la ausencia de un orden jurídico apropiado, es importante ir pensando en un nuevo esquema jurídico que reconozca y fortalezca todas estas tendencias. Aquí también están aquellas minorías contemporáneas que buscan un mayor involucramiento y aceptación. Véase aquí las vertientes de liberación sexual, los movimientos de independencia religiosa, etc. Sin embargo, es necesario no confundir entre una “explosión social descontrolada e irresponsable” y lo que sería “el respecto civil de las minorías” testimoniado en las leyes y la consciencia pedagógica de la gente.

Evidentemente esto acarreará múltiples dificultades, pero nuestras sociedades están destinadas necesariamente a este proceso, debido a que el esquema convencional de “modelo único” se ha desbordado: miremos por ejemplo el escándalo de Martha Hildebrandt con una congresista aimara, acusándose mutuamente, en los pasillos del congreso, de ignorantes o ilustrados. Cada quien, según la temperatura de la discusión, o era erudita o era inculta; erudita o inculta  pero “desde su punto de vista”.  Caso similar sucedió también cuando un diario local tildó de “ágrafa” a la congresista Sumiri (tratando de demostrar así la supuesta incapacidad de la congresista por el solo hecho que no sabía escribir bien el español).  Visiones contradictorias  y carentes de todo argumento racional como estas son el resultado de una sociedad aún en transición y que necesita de “nuevos aires y mentalidad”. Esto es un desafío que debe ser asumido por la “nueva educación” que se debe impartir a partir de ahora.

La lectura del Estado-Nación y del Perú como una nación mestiza ha conllevado a una dictadura  histórica de la verdad. En nombre del Estado-Nación se han arrasado con civilizaciones enteras. Se han destruido almas y universos. El individuo o el modelo.  Los que predican la verdad como algo acabado no han entendido el papel transitorio de los conceptos y son los causantes de los peores sufrimientos humanos. Era Stalin en la Rusia comunista, “Los Chicago Boys” de los setenta o Fujimori-Montesinos en el pasado con el “terrorismo de Estado”.

Nuestras naciones están atravesadas de enormes prejuicios. Es muchas veces la religión un problema, no tanto como tal sino su “institucionalización”. Lo es cuando por ejemplo usan, al bautizar a indígenas amazónicos, nombres bíblicos por el solo hecho de que sus nombres originales no son pronunciables. La imposición de un “único modelo” no solo se vive y se ha vivido en este campo. También las ideologías marxistas han destruido civilizaciones. También las ideologías económicas. Es la instrumentalización de las cosas la que mayor tragedia ha conllevado a las familias y entornos que habitan esta parte del planeta, así como otros espacios y territorios.

Cuando uno recorre los pueblos de Ayacucho verá la tristeza que los empapa y las heridas aún abiertas que les dejó Sendero y el MRTA. Cuando se viaja por la selva loretana, también notará los dolores inolvidables que muchos ancianos de tribus y etnias enteras sienten  al recordar la época oscura del caucho. Todo este pasado es una consecuencia de un “imperio de los sistemas” y de la moral que congénitamente arrastra. Ante esto, es crucial trascender dicha dictadura para encontrar una nueva dimensión de afectos y de participación.

Aquí, necesariamente el factor político será esencial. He ahí el rol de las universidades también y de su papel como “instancias de formación y creadoras de posibilidades”.

Finalmente, “resguardar la verdad” como horizonte de diálogo y apuesta política es entender la necesidad de reformas estructurales de nuestra sociedad a partir de criterios democráticos. Respetando los derechos básicos de cada quien dentro de su propio sistema y "de todos construidos por todos". Por ningún motivo se debe aceptar la imposición  de alguna iniciativa o el carácter temporal y superficial de alguno de los cambios que se planteen. Todos ellos deben ser el resultado de un consenso, de una apertura constante, pero empujados por una fuerza que imprima su sello renovador. A esto y otras acciones estamos invitados todos. Y es el principal dilema de nuestro tiempo.

Entrevista en el Programa Bajo la Lupa de Marfil Francke sobre los principales problemas de los Pueblos Indígenas

Entrevista en Bajo la Lupa

Reportaje sobre los aportes de los Pueblos Indígenas en la lucha contra el cambio climático

Reportaje sobre los aportes de los Pueblos Indígenas,

Exposición en el Evento RR3 sobre Cambio Climático de Telefónica del Perú

Exposición sobre el Cambio Climático

Entrevista con Jaime de Althaus en la Hora N,

Entrevista con Jaime de Althaus,

Entrevista en La Hora N

Entrevista en la Hora N, Parte 02
Entrevista en La Hora N, Parte 01
Entrevista en www.peru.com, Parte 04
Entrevista en www.peru.com, Parte 03
Entrevista en www.peru.com, Parte 02
Entrevista en www.peru.com, Parte 01
Reportaje de Cuarto Poder, Parte 03
Reportaje de Cuarto Poder, Parte 02
Reportaje de Cuarto Poder, Parte 01
Entrevista con Rasa María Palacios
Reportaje en el Programa Enemigos Íntimos de Canal 02

Educación e indígenas

Por: Shuar Velásquez.

(El Comercio, 9 de Marzo de 2011)

Más del 90% de los jóvenes indígenas en el Perú no ha seguido alguna carrera universitaria. La cifra se complica cuando cerca del 5% (de la cantidad restante) o tiene una carrera trunca o no puede terminarla por falta de recursos y limitaciones estructurales. ¿Dónde está entonces el futuro de los pueblos indígenas?

Hace unos años, a raíz de la firma del Tratado de Paz entre el Perú y Ecuador, nuestro país recibió un fondo de más de 5 millones de dólares. Este fondo, proveniente de capitales extranjeros, buscaba desarrollar la región del Alto Marañón, territorio que agrupa a distritos como Cenepa, Santiago y Nieva. Este territorio también es lugar de los pueblos originarios aguarunas y huambisas.

Parte del fondo recibido fue destinado a un programa para que estudiantes indígenas puedan seguir carreras superiores. Hoy en día, después de haber culminado el programa, los resultados son poco esperanzadores. La mayoría no logró finalizar sus estudios y para los que lo hicieron, las posibilidades de empleo y de trabajo son escasas o totalmente nulas.

Las razones para que un proyecto tan fundamental como ese sea un fracaso son muchas. Pero hace poco, estando en Albuquerque, Nuevo México (EE.UU.), un gobernador y profesor de un pueblo indígena nos decía lo siguiente: “La idea general que se tenía de las tribus indígenas en todo Estados Unidos era que nuestra particularidad era un problema y que por lo tanto había que ejecutar programas que buscasen nivelar la realidad de las tribus con la del resto de la sociedad estadounidense”.

La mayoría de las carreras seguidas por los estudiantes del Alto Marañón solo se podían ejercer en las ciudades cuando casi todas las comunidades nativas se encuentran en los bosques. Esta incongruencia, visible a simple vista, no solo es el producto de un mal diseño del programa sino también de un paupérrimo conocimiento de la realidad, además de una serie de errores a la hora de su implementación. Por ejemplo, se sabe que los lugares donde se hospedaban en ciudades como Lima eran conducidos por personas poco capacitadas para entender los múltiples complejos culturales. Bajo el argumento del “cumplimiento de las normas” muchos fueron expulsados sin medir las consecuencias. Hace poco me enteré de un ex becario que llegó a suicidarse porque en la comunidad donde vivía había sido catalogado como un irresponsable, algo que es mal visto según las tradiciones del pueblo.

Algunos estudiantes indígenas en Lima aún no pueden culminar sus carreras debido a muchas restricciones. Las universidades no tienen proyectos que busquen incluir, entre su alumnado, a estudiantes de otros sectores. Planes de capacitación en derechos humanos, programas de educación en los mejores centros académicos, así como iniciativas de desarrollo empresarial deberían ser labores impostergables para afrontar este grave problema que afecta al país.





Lucha contra el cambio climático

Por: Shuar Velásquez*
Viernes 15 de Octubre del 2010 (El Comercio)

Existe en todo el mundo una conciencia cada vez más creciente respecto del problema del cambio climático. Figuras como Greenpeace y el Premio Nobel de la Paz 2007 Al Gore son estrellas indiscutibles. Sin embargo, la lucha por el cambio climático es una lucha incompleta si en el centro de la discusión no se pone la enorme importancia de los pueblos originarios.

A escala global se buscan respuestas que contribuyan a combatir la crisis. Pero la mayoría de las alternativas son solamente técnicas.

Las economías más avanzadas que tambalearon en la crisis de los años 2008-2009 no solo demostraron lo frágil de sus sistemas sino que, ante todo, expusieron con suma crudeza el abultado vacío en el que descansaban sus valores.

Las distintas posibilidades que el hombre ha ensayado a largo de su historia demuestran también con suma claridad que una respuesta técnica jamás ha sido la solución.

Después de la hecatombe ideológica de la Segunda Guerra Mundial y la posterior diversificación del globo, la preocupación de nuestra época con relación a la ética y la lucha por el cambio climático debe ser: ¿podrá Occidente, desde sí mismo, afrontar con eficiencia este gigantesco problema?

Desde nuestro punto de vista, Occidente contemporáneo no puede dar una alternativa viable y consecuente por sí solo. La razón estriba en el hecho de que no hay una búsqueda de sentido a priori con criterios universales y democráticos.

Existe una civilización olvidada que debe ser redescubierta y los europeos deben replantear sus postulados. No se trata de volver a los comienzos de la civilización sino de atisbar una nueva mirada a una verdad actual casi nunca tratada con seriedad: más de cinco mil pueblos originarios que luchan por sobrevivir y preservar sus propias culturas.

Cuando hablamos de cuidar el medio ambiente y de vivir en equilibrio con el entorno, ¿no son acaso los pueblos indígenas los que por excelencia pueden ilustrarnos de esto? Virtudes como la comunidad, la solidaridad, el sentido de pertenencia a un todo, son algunos de los presupuestos que dichos pueblos pueden ofrecerle al mundo atormentado hoy en día.

(*) Wampís-Awajún-PAD-Universidad de Piura

"Urge aprobar la ley de consulta"


DIÁLOGOS CON EL PODER
Por: Milagros Leiva
(El Comercio (01/08/2010)

ENTREVISTA A SHUAR VELÁSQUEZ.

Lee a Kant y a Hegel. Estudia Filosofía. Hace siete años el joven Shuar Velásquez llegó a Lima, después de un viaje de treinta horas. Nació en Palometa, hace 25 años, una comunidad nativa que pertenece a la etnia huambisa (provincia de Condorcanqui, Amazonas, justo en la frontera con el Ecuador).

En el 2006 creó un espacio cultural llamado Amazonía Arte. Su objetivo principal es repensar el Perú desde la Amazonía, desde los nativos. Su nombre significa “persona”.

¿Cómo defines al Perú?
No es un país mestizo en el sentido de que todos somos iguales. No es verdad. El Perú es un conjunto de civilizaciones y la Amazonía tiene identidades vivas que quieren existir sin negar al resto de los peruanos. El filósofo francés Alain Touraine dice que el tema de nuestro tiempo es resolver cómo podemos vivir dignamente juntos siendo diferentes. Ese es el reto actual.

¿Y por qué demoramos tanto en aceptar las diferencias?
Los peruanos todavía no terminamos de entender la cultura andina, y lo peor es que vivimos muy ajenos y distantes de la Amazonía.

Has criticado al presidente García porque en su último discurso no dijo nada de Bagua.
El presidente García no habló porque lamentablemente existe una visión estrecha y limitada de lo que es el Perú. Insisto, el error histórico de nuestra patria es concebirnos como una sola nación cuando somos un estado pluricultural. Y la gran deuda de Alan García es la Amazonía. Ojalá que en el próximo gobierno se entienda que ya no podemos seguir considerándonos como una nación homogénea. Que se sepa que los pueblos nativos pueden enseñar muchas cosas.



¿Qué es lo primero que dirían?
Que Occidente vive una gran inestabilidad por un profundo despistamiento de lo que es ser humano. La persona no es producto ni es capital. La naturaleza no es objeto. Es una creación de la que somos parte y no propietarios. El error fatal ha sido creerse dueño de la naturaleza. Por eso mismo la destruimos y por eso el desequilibrio ecológico y la crisis moral. Los pueblos nativos no entienden las cosas desde los bienes sino desde la manera de ser persona. Es el ser y no el tener el que marca el camino de la virtud.

Pero no negarás que los nativos no se oponen al tener. Ustedes apelan a la vida próspera al disfrute de los recursos.
Ciertamente. Los nativos tenemos una relación horizontal con la naturaleza y eso no significa que rechacemos al objeto. Los recursos son necesarios para sobrevivir, pero el reclamo a ser consultados no es solo una exigencia para tener un acceso justo a los bienes, sino porque es una señal inequívoca de respeto.

Algunos argumentan que los nativos son manipulables que no quieren la inversión.
Esa es una caricatura. Es totalmente falso, un discurso creado para justificar acciones. Hace cincuenta años que los nativos viven con mucha intensidad los impactos de Occidente, los nativos tienen bienes y lo ven como algo positivo; pero ellos no creen que los bienes sean la esencia de la naturaleza. Eso es clave.

Cuando sucedió el conflicto de Bagua también dijiste entre otras cosas que los nativos wampis siempre vengan la muerte de sus hermanos.
Hay un sentimiento de hermandad muy marcado. Si tocan a un hermano, el otro salta. En Bagua se entrecruzaron muchas informaciones y una de las que más resaltó fue que habían sucumbido más de doscientas personas. Los nativos que estuvieron en la Estación 6 reaccionaron en un acto de defensa.

Pero una defensa no justifica una matanza tan cruel.
Por supuesto que no. Yo no justifico los hechos violentos. Algunos periodistas dijeron que eran senderistas y no es verdad. Los actos fueron brutales y los jóvenes nativos no justificamos estas acciones. Estuvimos en contra del discurso de rebelión de Pizango y Aidesep. Bagua no fue un problema únicamente socioeconómico, es un problema ontológico. Es un problema de interpretación del mundo. El camino recorrido desde nuestra independencia chocó en Bagua y debemos repensar el Perú. Tenemos que responder quiénes somos.

¿Y no crees que a los dirigentes nativos también les ha faltado un mea culpa público?
Por supuesto. No se sabe quién asesinó, no hay responsables procesados, los políticos callan, todos se tiran la pelota. Yo creo que ningún bando tiene una actitud proactiva y es lamentable. Discrepo de los dirigentes nativos tradicionales y tengo que decir que en el Perú no existe una representatividad nativa.

¿Reconoces a Pizango?
Reconozco a Aidesep como institución, pero Pizango no representa el pensamiento amazónico. Por eso digo que Bagua no fue un hecho fortuito y se tiene que hacer justicia. Se debe sancionar a quienes mataron porque ese es el paso de acceso a la convivencia.

¿Qué cosas urgentes se deberían lograr en este último año de gobierno aprista?
Honestamente creo que el presidente García perdió su oportunidad. Como ingresa a su último año no espero nada. Este gobierno se ha preocupado más por el crecimiento económico y me parece bien para sostener la democracia y para satisfacer necesidades de los ciudadanos como la educación y la salud. El gobierno aprista tiene su mérito y hay que aplaudir el desempeño financiero, pero el desafío que nos espera es hacer que ese crecimiento sea para todos.

¿No esperas nada de García?
Sí espero la aprobación de la ley de consulta. Y, ojo, que no hablamos de derecho a veto, exigimos esta ley porque se respetará a cada etnia. Queremos participar de los beneficios del mercado, pero dando nuestro punto de vista. El Ejecutivo la ha observado por miedo a que los nativos frenen un proyecto privado. No es cierto.

Ya se dijo: cuatrocientos mil nativos no deciden la suerte de 28 millones de peruanos.
Sí, pero esa es una visión de un Occidente en crisis. Lo ponen todo en cifras y no piensan en las personas.

¿La premisa es la selva no se vende?
Esa era la premisa para las protestas, pero en el fondo se trata de ordenar la Amazonía y propiciar la inversión privada. Los nativos entendieron este hecho como una afrenta porque no fueron consultados y porque vieron un discurso racista. Las comunidades tienen una relación horizontal con la naturaleza y entienden que todos son parte de ella, por eso en una decisión la gran mayoría tiene que estar de acuerdo y no solo un grupo dirigente. Hoy la desconfianza se ha agudizado y por eso aprobar la ley de la consulta sería un gesto importante, un paso que demuestre que el Estado va por un camino integrador y respetuoso de las particularidades.

Un gesto de buena voluntad…
No se trata de tener buena voluntad, se trata de ser consciente de la responsabilidad como gobernante de servir a todos los ciudadanos peruanos. Los nativos no se oponen a proyectos de desarrollo y quienes piensan así no han entendido al Perú. ¿Por qué no integrarnos? Hay caminos para hacerlo. En la selva, por ejemplo, hay hierbas y frutas que se van descubriendo y eso despierta una nueva mirada. La gastronomía es una excelente respuesta a la pregunta qué somos los peruanos.

Pocos saben que la gente de tu etnia es guerrera indomable.
Los jíbaros (wampis-awajun) son muy valientes y muy luchadores, políticamente muy bien estructurados. Trabajar con los jíbaros es trabajar con el corazón de la problemática nativa. Sendero no pudo vencernos justamente por eso, por la política jerárquica bien marcada y por el sentimiento de indomables y nunca conquistados. Muchos primos míos lucharon en el conflicto del Cenepa contra el Ecuador y eso no lo recordamos. Recuerda que los nativos awajun y wampis le dijeron no al narcotráfico.

Pero hay presencia…
Pero es básicamente por colonos, no es parte de la estructura y del pensamiento nativo. Un buen gobernante debe entrar al corazón jíbaro para solucionar las cosas. Lo ocurrido en Bagua fue el resultado del enfrentamiento entre el Estado y los wampis-awajun. Esto se debe entender.

Estamos en un proceso electoral con novedades. Está Miguel Hilario un nativo shipibo que pretende ser presidente.
Sí, es un PhD de Harvard y quiere ser presidente, los nativos queremos tener presencia política y en el próximo gobierno estoy seguro de que habrá mayor presencia. Yo todavía no decido mi preferencia, ningún candidato ha hecho una propuesta amazónica que me convenza. Ninguno de los que encabezan las preferencias despiertan mi simpatía. Quizá un poco Toledo y también Hilario, pero falta escuchar sus programas.

¿Te lanzarás al Congreso?
No, no tengo interés político. Sí me gustaría trabajar en algún ministerio para aportar lo que sé. Sí quiero pedirle al próximo presidente que mejore las carreteras de acceso a la selva. Solo así mejorará el comercio. También que aplique la ley de la consulta y que termine de titular.

En el tema de las tierras hay corrupción y los nativos tampoco ayudan.
Hay una confusión terrible. Y la gran pregunta instalada es quién es el dueño de la tierra. Los nativos hablan de territorio, el gobierno de propiedad. Son dos cosas distintas, el concepto de territorio hace referencia a la cosmovisión. Una comunidad tiene a dos días una catarata: obviamente el nativo dirá que es suya, pero el gobierno le pedirá su título de propiedad y le dirá además que no es su territorio, que es de todos los peruanos. El nativo no lo entenderá porque es de su uso ancestral. He allí el problema. Y no hay estudios jurídicos interesados para ahondar.

Lo que sí está claro es el respeto a la naturaleza…
Sí, pero hay que distinguir eso de la visión del buen salvaje. Nosotros no somos buenos salvajes, somos como cualquier persona que tiene virtudes y miserias. No me parece que nos reduzcan a personas con plumas que le rezan a sus árboles. Eso es ignorancia. Lo único que puedo decir es que las personas somos capaces de querer a otro y no necesariamente porque piense como uno. El objetivo de la vida está en hacer las cosas de la mejor manera.

Hace siete años que vives en Lima. ¿Ya decidiste por quién votarás en las municipales?
Me gusta Susana Villarán, me parece una persona auténtica, transparente. No veo a Lourdes Flores como una persona que conozca la realidad y encima no me parece que porque no pudo ser presidenta ahora quiera ser alcaldesa. Me parece que juega. Quien sí no me gusta nada es Álex Kouri. Me parece mafioso, desde su actitud física y desde su pasado. Creo que los peruanos tenemos que aprender a elegir con conciencia. Ya es hora.

¿Qué extrañas de tu tierra?
Extraño los ríos, los pájaros, el cielo abierto, la vida tranquila. Extraño mucho eso. En Lima no se puede estar tranquilo, no sé por qué, hay muchas voces, mucha intranquilidad. Lima tiene un cielo tétrico y cuando se pone pesado, escribo poesía. Pero también te digo que Lima es una gran oportunidad para crecer, para aprender a adaptarse. Por eso digo que no es difícil crear una nueva patria, solo hay que querer hacerlo.


La Reforma Pendiente

Shuar Velásquez

Investigador del PAD-Escuela de
dirección de la  Universidad  de Piura
(Publicado el 28 de julio en la sección Opinión del Diario El Comercio)

El mensaje presidencial por fiestas patrias fue un  mensaje alentador para el
campo de las empresas y la reforma del Estado. Nadie puede negar el crecimiento
económico que vive nuestro país  y que es, sin duda, la base para alcanzar la
igualdad de oportunidades y el acceso a la libertad. Pero un asunto que no ha
llegado a tratarse es el tema de los pueblos indígenas de la  Amazonía.
Desde nuestro punto de vista son dos los grandes temas que deben ser
abordados  1) el papel trascendental de los pueblos originarios en cuánto a su
manera de ser en un mundo cada vez atormentado por los cambios climáticos  2) la
necesidad de legislar en materia de derechos una vez comprendida la importancia
de dichos pueblos para la reconstrucción de la sociedad como nación pluricultural.
La permanente inestabilidad respecto a  nuestro clima nos debe llevar  a saber
cómo es que los indígenas han sabido perdurar, con sus formas y costumbres, a
tantos cambios globales. Como es sabido, ellos tienen una visión de respeto
profundo con la naturaleza. Su cosmovisión, basada en una relación horizontal les
ha permitido llevar una convivencia de mutuo beneficio. El hombre cuida y protege
la naturaleza, es parte de ella y ella le provee de alimentos y servicios. Así, no es
el hombre un ser superior en cuanto a poder, es inteligencia que habita y que
gracias al lenguaje configura el mundo y su identidad.A diferencia de los nativos, Occidente, al menos desde la modernidad y la
expansión del capitalismo, entiende que la naturaleza es objeto, que el mundo no
es un sistema sino una parte, una pieza capital que deber ser estudiada y tratada
como tal. La objetivación de la naturaleza y la valoración económica impuso, hace
más de 500 años, una visión vertical del globo donde el hombre podía apoderarse
del entorno y hacer con él lo que mejor le convenía.
Este hecho es celebrado y difundido en muchos lugares, pero el exceso de poder
y el elogio de la individualidad trajo como consecuencia, hoy en día, un profundo
deterioro  del propio hombre cuyas consecuencias son catastróficas  no solo en
cuanto a su relación con  la naturaleza-visibles en todas partes-sino  también en
cuanto a la moral y las virtudes. ¿Es el ser humano una cifra más o una criatura
pensante destinada con responsabilidad?
La comprensión y aceptación de esta verdad nos debe llevar a hacer reformas en
materia de leyes para propiciar  el encuentro en nuestro país. El reclamo de los
pueblos originarios a ser consultados en cuanto a sus derechos no es un reclamo
exclusivo para la participación justa en los beneficios del mercado y las
transformaciones, es sobre todo una exigencia para su existencia como culturas
distintas sin negar su aspecto dinámico con el resto de los peruanos. Por eso, el
tema de los Pueblos Indígenas de la Amazonía y el discurso de la pluralidad es y
debe ser un asunto de Estado que deberá ser discutido en los próximos años

Los nativos y la legalidad


Shuar Velásquez R.
Opinión

(Fuente: Diario "El Comercio" - 14 de Mayo del 2010)


A un año de cumplirse los trágicos incidentes de Bagua, el país debe entender que ya no puede ser el mismo de antes, en el sentido de que hay una nueva realidad que es necesario atender.
Según la tradición clásica, la democracia como sistema político es aquella dimensión donde los ciudadanos ejercen su libertad bajo un orden que garantice su propia autonomía y su derecho a ser y poder realizarse. Esta visión antigua, hoy inmersa en la modernidad, tiene a la legalidad como la forma más legítima de ordenar un determinado conglomerado humano. Los países, en efecto, son tales porque existen leyes que pretenden asegurar la propia libertad y el sistema político que los acoge.
En una sociedad como la nuestra, teñida por una historia compleja debido a su multiplicidad demográfica, las leyes como tales no funcionan del todo. Esto, debido a que, por un lado, existen grupos humanos que no conciben tanto su manera de ser bajo tales leyes y, por otro lado, porque las mismas leyes no reflejan la misma complejidad.
Esto es certificable con los pueblos nativos. La mayoría de ellos no se conciben formando parte de un país y de una legalidad que los ampare. Esto significa que el Perú como tal es insuficiente y que hay vacíos profundos por rellenar. Mucho se ha dicho sobre este tema, pero difícilmente se ha abordado a los nativos como tales.
El abordar a los nativos, sin embargo, no puede darse desde una visión romántica ni mucho menos a partir de visiones ideológicas. Las ideologías, en esencia, son totalitarias y las visiones románticas son ofensivas. Por eso, la exigencia de los nativos al diálogo debe ser independiente de todos ellos.
Pero nadie puede escuchar verdaderamente a los nativos si hay oídos sordos por parte del orden político y legal que se sabe es excluyente y aislado. Pero a su vez, nadie puede escucharlos, sobre todo, si ellos, en nombre de su particularidad, continúan tomando las calles y carreteras y espantando a los demás. Este hecho nos invita a pensar que tanto los nativos como el resto de los peruanos configurados en el Estado, tienen la mutua responsabilidad de erigir un nuevo sistema legal que realmente los acoja e integre.
Para ello, es menester que exista y se dé una corriente de pensamiento que corrija las imperfecciones del sistema y conduzca a un destino de encuentro y de convivencia realmente democrática. Aquí, serán quizás los jóvenes los que ciertamente tendrán que cumplir ese papel, en alianza, claro está, de la tradición y de la historia heredada.


13 Reglas para un diálogo productivo con los pueblos indígenas

 Entienda que son personas. Por lo tanto, tienen las mismas necesidades que Ud.   Entienda que el español es su segunda lengua. Por ende...