lunes, 14 de julio de 2014

Carlos Viteri: "¿Existe el concepto de desarrollo en la cosmovisión indígena?"

(Carlos Viteri es un asambleísta (congresista) y antropólogo indígena Kiwcha de Ecuador. Uno de los primeros intelectuales indígenas que en 1993 plantea los primeros lineamientos de lo que se llama actualmente como "Buen vivir": un concepto-planteamiento filosófico de los pueblos originarios respecto al concepto de "desarrollo" y la sociedad occidental. Este modelo de vida o filosofía es la que actualmente predican muchos pueblos indígenas del mundo, y la encarnación práctica son los gobiernos de Bolivia y Ecuador que recogen esta visión en sus respectivas constituciones. Reproducimos uno de sus artículos y más adelante discutiremos aspectos de su propuesta, sobre todo los referidos a la globalización cultural, aspectos que consideramos trascendentales para la mejor comprensión de los fenómenos sociales aborígenes).
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"En la cosmovisión de las sociedades indígenas, en la comprensión del sentido que tiene y debe tener la vida de las personas no existe el concepto de desarrollo. Es decir, no existe la concepción de un proceso lineal de la vida que establezca un estado anterior o posterior, a saber, de sub-desarrollo y desarrollo; dicotomía por la que deben transitar las personas para la consecución de una vida deseable, como ocurre en el mundo occidental. Tampoco existen conceptos de riqueza y pobreza determinados por la acumulación o carencia de bienes materiales.
Mas existe una visión holística a cerca de lo que debe ser el objetivo o la misión de todo esfuerzo humano, que consiste en buscar y crear las condiciones materiales y espirituales para construir y mantener el súmac káusai (buen vivir), que se define también como vida armónica.
Por la diversidad de elementos a los que están condicionadas las acciones humanas que propician el súmak káusai, como son el conocimiento, los códigos de conducta éticas y espirituales en la relación con el entorno, los valores humanos, la visión de futuro, entre otros, el concepto del súmak káusai constituye una categoría central de la filosofía de vida de las sociedades indígenas. Visto así el súmac káusay constituye una categoría en permanente construcción.
Por este motivo resulta inapropiado y altamente peligroso aplicar en las sociedades indígenas, el paradigma desarrollo tal y como es concebido en el mundo occidental, ni siquiera en el supuesto de que este concepto lejos de ser la entelequia que es, resulte un sinónimo de bienestar. Puesto que el súmak káusai tiene una trascendencia mayor a la sola satisfacción de necesidades y acceso a servicios y bienes. En este contexto la visión de la vida y del buen vivir, sintetizados en la categoría filosófica del súmak káusai, no puede entenderse como un concepto análogo al desarrollo.
El "Buen vivir" se sustenta en el conocimiento, que es la condición básica para la gestión de las bases locales ecológicas y espirituales de sustento y resolución autónoma de las necesidades. Aquello supone el desarrollo de sistemas productivos coherentemente adaptados a las condiciones del entorno.
El conocimiento trasmitido a través de las generaciones, a tiempo de colocar a los individuos de una comunidad en una condición equitativa en cuanto a capacidad, destreza, identidad y cosmovisión, establece también valores imprescindibles para los procesos productivos y de resolución autónoma de necesidades, como la solidaridad y reciprocidad, lo cual es evidente por ejemplo en la Minga.
El conocimiento incluye además la esfera de lo trascendente o de lo espiritual. Allí se configura la visión indígena sobre el universo selva, en donde las distintas formas de vida son concebidas como seres análogos a las personas, guiadas y protegidas por grandes espíritus, con quienes el hombre está destinado a convivir en base al diálogo permanente. En esta comprensión, la selva se convierte un continente de escenarios sagrados, por ejemplo: una gran laguna, un cerro, las cascadas, las profundidades fluviales, entre otros, son considerados escenarios sagrados, por ser moradas de los espíritus protectores de las vidas de la selva.
En el contexto de esta visión se ejercen muchas de las formas de utilización o manejo de los distintos escenarios y recursos de la selva, por ejemplo, los rituales agrícolas de la siembra que se practican constituyen pactos de alianza para la vida, y que se establece mediante el diálogo con el espíritu de la tierra. Los asentamientos humanos, el uso del suelo en varios casos mantienen sistemas itinerantes, y están en función del mantenimiento y la protección de la biodiversidad agrícola y del bosque, propiciando una permanente recreación de dichos lugares, evitando sobre-explotación de recursos y deterioro o contaminación ambiental.
Dentro de esta visión, la selva y la tierra son estratos que unen los espacios físicos con lo intangible, lo material con lo espiritual, cuyo mediador constituye la persona savia (yachac en runa shimi). La práctica social de ésta visión sobre la vida y el cosmos, resulta fundamental en la dinámica de la construcción del Alli Káusai.
La pobreza en la visión indígena
"Mútsui", es un concepto que los quichuas de Pastaza utilizan como una categoría de pobreza circunstancial. No se trata de la pobreza estrictamente material y de carencia de servicios entendidos desde la lógica occidental y, sobre los que los Estados y organismos internacionales elaboran tablas e indicadores de medición.
Mútsui se entiende como la carencia de productos primordiales de la biodiversidad agrícola sin cuyo sustento resulta inconcebible la seguridad alimentaría. Las causas del Mútsui pueden ser diversas, siendo la principal las inundaciones corroboradas por las fallas en la utilización de los distintos pisos ecológicos en la siembra itinerante.
El Mútsui está asociado a falencias relacionadas a la posesión y al manejo de la biodiversidad agrícola, al conocimiento sobre los tipos de suelo, los pisos ecológicos, entre otros aspectos. Y además está relacionado a ausencia de una actitud hacia la prevención y de visión a largo plazo.
Al fallar estos elementos, una familia o una comunidad puede caer en el Mútsui, que es el único y verdadero criterio de pobreza entendido culturalmente por los quichuas de esta parte del país, aquella que está relacionada con la seguridad alimentaría y concretamente con los productos agrícolas fundamentales, aún cuando la caza y la pesca no faltare.
La solidaridad y la reciprocidad que caracteriza la economía y la cultura de la sociedad indígena resulta la mejor respuesta al Mútsui. Por ello el mutsui, es decir este estado de pobreza concebido culturalmente es algo circunstancial y no crónico como la pobreza generada por el desarrollo. Por ello el Mútsui se concibe como un hecho absurdo e indigno.
De ahí que la creciente adopción del criterio de pobreza material y monetaria resulta relativamente nuevo, como consecuencia de las transformaciones que se viven y fundamentalmente por la reducción paulatina de las bases locales de subsistencia, y la reducción de las capacidades de resolución autónoma de las necesidades, impuestas por el sistema educativo estatal, la ampliación de la frontera colonizadora, las agresiva actividad extractiva de hidrocarburos y de bosque; las migraciones, los procesos de urbanización de las comunidades indígenas amazónicas.
Sin embargo existen una gran número de comunidades que al ejercicio de los patrones culturales adaptan elementos exógenos compatibles con la filosofía del buen vivir, como es el caso de comunidades localizadas al interior de la selva que cuentan con servicio de transportación aérea o con programas de turismo comunitarios".

Fuente: Actualidad Étnica, 18 de agosto, 2006.

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